martes, 1 de julio de 2014

Francisco de Goya


Francisco de Goya

Durante la evolución de la historia del arte nos encontramos con un artista enorme que ha sobresalido y dejado una gran huella con sus pinturas, en las cuales reflejan su talento y su gran conocimiento sobre el arte, Francisco de Goya fue un talentoso y versátil artista, que se acercó a las técnicas y asuntos de la pintura que anticiparon los grandes movimientos artísticos de finales del siglo XIX y principios del XX, fue pieza fundamental en el origen de la escuela realista de pintura del siglo XIX. Y comprometido activista democrático.
Esta nueva investigación surge con el propósito de hacer una búsqueda de una conexión y relación entre el aspecto artístico, sociológico y psicológico del artista en un determinado tiempo y espacio.







Esta escena se tituló "La Leocadia" en el inventario de las obras en propiedad del hijo de Goya, redactado en fecha indeterminada, a mediados del siglo XIX, por el pintor Antonio Brugada (1804-1863), que regresó a Madrid en 1834 del exilio en Burdeos. Se refería con ello a "Leocadia Zorrilla", que acompañó al artista como su ama de llaves desde los años posteriores a la guerra de la Independencia y hasta su muerte en Burdeos. Se describió por primera vez, junto con el resto de las escenas, y en este caso se ilustró, en la monografía de Charles Yriarte sobre el artista, de 1867, refiriéndose a ella también como "La Leocadia" y como "una amante de Goya". Decoraba uno de los paños de las paredes laterales en la sala de la planta baja de la Quinta del Sordo. Descrita por P. L. Imbert, como "La duquesa de Alba", en su libro Espagne. Splendeurs et misères. Voyages artistique et pittoresque, de 1876; vista por él en 1873 antes de la adquisición de la casa por el barón Frédéric Émile d´Erlanger. En el catálogo del Prado de 1900 se tituló, Una manola.

Esta escena se tituló "El santo oficio" en el inventario de las obras en propiedad del hijo de Goya, redactado en fecha indeterminada, a mediados del siglo XIX, por el pintor Antonio Brugada (1804-1863), que regresó a Madrid en 1832 del exilio en Burdeos. Se describió por primera vez, junto con el resto de las escenas, y en este caso se ilustró, en la monografía de Charles Yriarte sobre el artista, de 1867, manteniendo la identificación con el Santo Oficio en el nuevo título de El paseo de la Inquisición. Decoraba uno de los paños de las paredes principales, junto a Asmodea, en la sala de la planta alta de la Quinta del Sordo. Descrita, como "celestinas recibiendo mensajes de unos caballeros para proporcionarles jóvenes vírgenes", por P. L. Imbert en su libro Espagne. Splendeurs et misères. Voyages artistique et pittoresque, de 1876; vista por él en 1873, antes de la adquisición de la casa por el barón Émile d´Erlanger. En el catálogo del Prado de1900, se le dio el título dePeregrinación a la fuente de San Isidro.


Esta escena se tituló "Asmodea" en el inventario de las obras en propiedad del hijo de Goya, redactado en fecha indeterminada, a mediados del siglo XIX, por el pintor Antonio Brugada (1804-1863), que regresó a Madrid en 1832 del exilio en Burdeos. Hacía alusión al diablo Asmodeo del Libro de Tobías, utilizado en el siglo XVII por Luís Vélez de Guevara en El diablo cojuelo, como el diablo que levanta los tejados de las casas para hacer ver su interior. Se describió por primera vez, junto con el resto de las escenas, en la monografía de Charles Yriarte sobre el artista, de 1867, con el mismo título de Asmodea. Estaba situada en uno de los paños de las paredes principales de la sala de la planta alta de la quinta del Sordo. Descrita por P. L. Imbert, como “de un interés mediocre“, en su libro Espagne. Splendeurs et misères. Voyages artistique et pittoresque, de 1876; vista por él en 1873, antes de la adquisición de la casa por el barón Émile d´Erlanger. En el primer catálogo del Prado de 1900, se le dio el título de El aquelarre


Esta escena se tituló "Un perro", en el inventario de las obras en propiedad del hijo de Goya, redactado en fecha indeterminada, a mediados del siglo XIX, por el pintor Antonio Brugada (1804-1863), que regresó a Madrid en 1834 del exilio en Burdeos. Se describió por primera vez, junto con el resto de las escenas, en la monografía de Charles Yriarte sobre el artista, de 1867, con el título de Un perro luchando contra la corriente. Decoraba una de las paredes laterales en la sala de la planta alta de la Quinta del Sordo, junto con una escena titulada Dos brujas, atribuida por Yriarte a Javier Goya y adquirida más adelante por el marqués de Salamanca, aunque no está localizada en la actualidad. No describe el perro P. L. Imbert en su libro Espagne. Splendeurs et misères. Voyages artistique et pittoresque, de 1876, que visitó la Quinta en 1873, antes de su adquisición por el barón Émile d´Erlanger. En el catálogo del Prado de 1900, se le dio el título dePerro semihundido







Esta escena se tituló "Saturno" en el inventario de las obras en propiedad del hijo de Goya, redactado en fecha indeterminada, a mediados del siglo XIX, por el pintor Antonio Brugada (1804-1863), que regresó a Madrid en 1832 del exilio en Burdeos. Se describió por primera vez, junto con el resto de las escenas, y en este caso se ilustró, en la monografía de Charles Yriarte sobre el artista, de 1867, refiriéndose a ella como Saturno devorando a sus hijos. Estaba situada en uno de los paños de las paredes laterales de la planta baja de la Quinta del Sordo. Descrita por P. L. Imbert, "como repugnante sin mucho arte", en su libroEspagne. Splendeurs et misères. Voyages artistique et pittoresque, de 1876; vista por él en 1873 antes de la adquisición de la casa por el barón Émile d´Erlanger. El título se corrigió ligeramente en el catálogo del Prado de 1900 como Saturno devorando a un hijo.


Esta escena se tituló "Atropos", nombre de la Parca de la mitología griega que corta el hilo de la vida, en el inventario de las obras en propiedad del hijo de Goya, redactado en fecha indeterminada, a mediados del siglo XIX, por el pintor Antonio Brugada (1804-1863), que regresó a Madrid en 1832 del exilio en Burdeos. Se describió por primera vez, junto con el resto de las escenas, en la monografía de Charles Yriarte sobre el artista, de 1867, refiriéndose a ella como Las Parcas. Formaba pareja con el Duelo a garrotazos en una de las paredes principales de la sala de la planta alta de la Quinta del Sordo. Descrita por P. L. Imbert en su libro Espagne. Splendeurs et misères. Voyages artistique et pittoresque, de 1876; vista por él en 1873 antes de la adquisición de la casa por el barón Émile d´Erlanger. En el primer catálogo del Prado de 1900 se le dio el mismo título




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